Para ello, se han tomado como referente las cuatro etapas descritas por Collière en su libro Promover la vida (Collière, 1993). Estas cuatro etapas: doméstica, vocacional, técnica y profesional, no tienen límites temporales definidos, pero sí corresponden a distintos períodos de la evolución sociocultural en el mundo occidental y con cuatro concepciones distintas del cuidado.
La primera de estas etapas, denominada «etapa doméstica del cuidado» por ser la mujer en cada hogar la encargada del mantenimiento de la vida frente a las condiciones adversas del medio, se desarrolla en el período histórico que comprende desde las primeras civilizaciones a la caída del Imperio Romano.
La «etapa vocacional del cuidado», segunda etapa de la evolución del cuidado del enfermo, se encuadra en la historia desde el origen del pensamiento cristiano, momento en que el concepto de salud-enfermedad adquiere un valor religioso, hasta el final de la Edad Moderna.
La tercera etapa, «etapa técnica del cuidado», que se desarrolla a lo largo del siglo XIX y gran parte del XX, surge como resultado del tipo de atención a la salud predominante en la época, centrada en la lucha contra la enfermedad, en la que el saber médico se enfoca a la persona como enfermo y las personas encargadas de prestar cuidados adquieren un papel de auxiliar del médico.
Finalmente, la «etapa profesional del cuidado», en la que la enfermería se consolida como disciplina y como profesión con una responsabilidad definida en el cuidado de la salud de la población, es la cuarta etapa en la evolución del cuidado del enfermo y desde un punto de vista cronológico comprende las últimas décadas del siglo XX hasta nuestros días.